Chile. La educación que nos falta.

Por: Marcela Monsalve.

Registro audiovisual

La educación en Chile  ha sido fuertemente cuestionada a lo menos en las ultimas 2 décadas. Nadie discute que los recursos para la educación pública o lo que va quedando de ella,  son insuficientes. 
Pero el problema de la educación en Chile es mucho más amplio y si bien el tema económico y la administración de la educación es importante, no menos importante es el rol del curriculum, los planes y programas, las metodologías y los métodos de evaluación. 
No es desconocido para nadie que los estudiantes llevan años protestando contra el sistema educativo y sus falencias. Falencias que apunta a la calidad,  entendida desde lo curricular y metodológico.
Son innumerables las teorías, son numerosos los expertos que vienen advirtiendo sobre la necesidad de replantearnos nuevos modelos educativos, pero más profundamente, nos advierten sobre la necesidad de romper con el paradigma desde el cual está planteada la educación, pero esto no solo en Chile,  porque el paradigma de la educación es una cuestión global.
Esto no es extraño,  porque  las instituciones educativas  desde su creación no se hicieron  precisamente para educar (es decir si, pero no ese concepto en el cual la mayoría piensa, cuando piensa en educación). Suena  ilógico, pero lo cierto es que las escuelas desde sus inicios han buscado como objetivo primero, instruir, crear sujetos que se adapten a las sociedades y por sobre todo funcionales a los aparatos gubernamentales. 

Para entender un poco, hay que precisar que la institución educativa nace en Prusia, actual Alemania del este, a finales del siglo XVIII, en donde  se establece la obligatoriedad de la educación y se perfecciona el modelo de la escuela prusiana. El objetivo  primero,  era crear soldados disciplinados y obedientes, incapaces de cuestionar órdenes.
Posteriormente el modelo  se aplica a la educación general con el fin de que, al igual que en el ejército, se pudiera formar ciudadanos útiles, obedientes al sistema.  Este modelo fue muy bien recibido  en casi todo el mundo, pues la inminente revolución industrial demandaba empleados dóciles, disciplinados y productivos. De este modo nace la educación o más precisamente  aparece la escuela obligatoria, gratuita y con los ideales prusianos, ideales que ayudarían a mantener a la elite de la época. Cuestión  no diferente para Chile, que del mismo modo en las últimas dos décadas del siglo XIX, recibe el modelo de manos de Valentín Letelier, figura importante del incipiente Partido Radical.

Que hay de relevante en esta pequeña reseña histórica, bastante, porque a pesar del tiempo los objetivos de la educación parecen al día de hoy no muy distintos. Si bien muchas cosas se han perfeccionado, y la investigación es amplia respecto a métodos, estilos y ritmos de aprendizaje. Lo cierto es que mientras los objetivos de las instituciones educativas sigan siendo adoctrinar para el mercado, en la práctica  la educación chilena poco cambiará.

Dicho esto, no es extraño que el ministerio de educación chileno ponga poca o nula importancia a asignaturas de corte artístico, tampoco es extraño que el currículum de las escuelas en las últimas décadas haya dejado fuera la asignatura de filosofía y que el año recién pasado, el ministerio planteara una suerte de canje entre filosofía y las asignaturas de educación física e historia. (como si eso fuera canjeable).

Pero no todo está perdido, así lo confirman montones de iniciativas, proyectos y alternativas educativas. Hay muchos ejemplos exitosos  que rompen por completo el esquema y nos muestran la posibilidad de repensar la educación y cambiar el paradigma. Existen escuelas con proyectos educativos interesantes, sin embargo de poco acceso para la gran mayoría, ya que en general estas escuelas son privadas y los costos imposibles de pagar para la mayoría de los chilenos.
Pero también existen escuelas públicas que han tomado riesgos, que se atreven a probar y desde su propio proyecto educativo han decidido apostar por ofrecer a sus estudiantes al menos un camino alternativo. Tal es el caso de la escuela básica municipal   Pedro Marín Alemany de la comuna de Melipilla, en donde hace  2 años existe un taller de música experimental. 

Felipe Moraga, su profesor guía no es docente de profesión, sino músico profesional y accedió a mostrarnos algo de su experiencia en educación. Nos cuenta que lleva 10 años en esta escuela trabajando en talleres y clases a cursos desde la pre-básica a octavos. Tiempo que le ha permitido paulatinamente trabajar aspectos y ejercicios prácticos relacionados con la música experimental y contemporánea. Punto aparte y destacado es el taller de música experimental que a pesar de que lleva solo 2 años de implementación ha sido premiado, y ha tenido destacadas participaciones en festivales de bandas escolares en Santiago y dentro de la comuna de Melipilla.

Cuéntame un poco.  ¿Cómo llegaste a la música?. Y cómo llegaste a trabajar en educación?
R: Tenía como 14 años cuando agarre mi primer instrumento, era una guitarra acústica que me conseguí, veníamos hace un tiempo con amigos escuchando punk y otros estilos under, entonces con un amigo nos dieron ganas de hacer una banda y él se compró una guitarra eléctrica antes, así que yo tuve que comprarme un bajo eléctrico, el que pude pagar trabajando de colosero (carro que va atrás del tractor) en cosechas de distintas frutas en el campo cerca de Rancagua (Chile). Seguí tocando bajo, y con otro amigo formamos la que sería una de mis bandas más importantes que se llamaba “Mugre”, ahí componía y tocaba el bajo, con influencias de The Cramps, Dead Kennedy´s, Niked City, Mr. Bungle, etc… Pase así mi adolescencia tocando esa música, y cuando salí del colegio, lo único que quería seguir haciendo era música. Pensé en estudiar historia, filosofía o algo así, pero no, tenía que ser música...Y bueno, como casi todos los músicos empecé a hacer clases particulares y en academias en Santiago, para luego por caminos de la vida llegué a vivir al Valle del Elqui, y ahí me encontré con la necesidad de trabajar con niños y hacer un taller de música, esto era en el sector donde yo vivía, arriba en la montaña (en una escuelita rural unidocente de 1ro a 6to básico, donde todos estaban en la misma sala) la escuelita no tenía instrumentos ni dinero y yo tampoco, por lo que tuve que postular yo mismo a un fondo del gobierno regional y me lo gane y pude comprar distintos instrumentos y pude hacerles el taller. Así empecé.

Cuál es tu idea de educación? Qué cosas te parecen importantes.
R: Pienso primero que nada, que para educar te tiene que gustar mucho compartir, y estar muy dispuesto a aprender también en este proceso, porque muchas veces los alumnos son los que le enseñan a uno. Y por último, es necesario experimentar, tener mucho trabajo práctico, salir de la sala de clases y jugar mucho, que la experiencia sea la educación.

Tu realizas clases regulares, o eres parte de las actividades extracurriculares de la escuela?. (Talleres)
R: Hago clases de música a cursos completos y también talleres, he tenido taller de coro, música popular, música experimental. Tengo un permiso especial ya que yo no tengo el título de pedagogía.

Qué es lo que te gusta de trabajar en escuela con niños?
R: Lo que más me gusta es la disposición sin prejuicios que tienen de aprender.
 Son más libres, y aunque estén condicionados por la televisión, la radio o su casa con respecto a la música que se escucha comúnmente, ellos aún así les gusta y les llama la atención otras músicas. Les gusta experimentar, logran trabajar sin aburrirse. Obviamente no son todos iguales, pero en mi caso, casi todos tienen esa respuesta.

Cómo son tus clases, cómo las planificas y desarrollas?.
R: Cuando tomo cursos completos primero hago un diagnóstico para saber más o menos en qué nivel están, si recuerdan algo de años anteriores, por lo general no hago clases 2 años seguidos al mismo curso,  y cuando yo no les hago, la música la hacen los otros profesores (que en general no saben música). Luego de este diagnóstico voy viendo qué tipo de aprendizajes son necesarios para aprender a escuchar y a relacionarse con la música y el arte, a groso modo lo que trato de que alcancen a ver durante el año, en cualquier curso desde prekinder hasta 8vo (adaptado a cada nivel) es: lectura de partituras con instrumentos y solfeo, historia de la música, tocar instrumentos, improvisar con instrumentos, escuchar muchos estilos de música, pintar o dibujar, hacer juegos musicales con pelotas, fichas, vasos, matamoscas etc.
Hago muy pocas pruebas escritas, con los años prácticamente las he ido eliminando, me interesa la práctica sistemática.

Qué cosas te han sorprendido del trabajo que llevas haciendo, qué has aprendido? qué te gustaría seguir desarrollando y profundizando?
R: Voy a referirme a mi trabajo en el taller de música experimental. Me sorprende la capacidad que tienes los niños de explorar y experimentar con los instrumentos, la humildad y lo lejos del ego que viven la experiencia de hacer música, hay algunos que se destacan, pero nunca están por sobre nadie, hay algunos que no tienen la mejor conducta ni muy buenas notas, pero cuando entran en este espacio son muy respetuosos, participativos y creativos. Yo siempre aprendo con ellos y como soy uno más me lleno de su espíritu libre y desprejuiciado. No es mucho el tiempo que estoy en el colegio, pero me gustaría formar un Ensamble estable “MIKROTONOS” y que fuera un taller que permanezca en el tiempo con los mismos alumnos, o quizás renovar unos pocos a medida que pasan los años, también poder concretar un proyecto de documental, donde se visualiza el trabajo de la música improvisada y experimental desde un punto de vista pedagógico. Si llega a concretarse sería uno de los pocos registros “educativos” relacionados con este tipo de música a nivel mundial.

Crees que sea posible incorporar a todas las escuelas iniciativas como la que tú desarrollas? 
Qué cosas se necesitan para el desarrollo de un trabajo como el tuyo ? .
R: Creo que se puede desarrollar en cualquier escuela, solo se necesita de un monitor (profesor) que se interese por ese tipo de música, que la practique y la entienda, cosa que no pasa mucho, ya que dentro del mismo gremio de profesores de música o músicos de profesión existe mucho desconocimiento o pocas ganas de acercarse a este tipo de música. La verdad es que yo tengo la suerte de que la directora de este colegio me apoya en todo y he ido de a poco juntando distintos instrumentos acústicos y eléctricos, empecé con muy pocos recursos (unas flautas, unas guitarras acústicas, un bombo leguero y unos metalófono), pero creo que lo que más se necesita son ganas, ya que los instrumentos se pueden hasta inventar para poder hacer este tipo de música, yo he hecho instrumentos con ellos también para tener otras sonoridades.

Tienes contacto con el resto de la comunidad educativa? Profesores, equipo técnico, directivos etc. Entiende o conoce el resto de la comunidad educativa el trabajo que realizas? 
R: Si tengo contacto con ellos, en desayunos o almuerzos, también a veces les ayudo a los profesores con las clases, cuando he tocado música más popular, quizás algo que conocen, se les hace familiar y lo entienden, pero si toco música improvisada o experimental no entienden nada, y ahí trato de explicarles de que se trata, como soy movido para traer a otros músicos a visitar la escuela, hacer charlas o tocar, como he trabajado junto a un audiovisual el proyecto del documental, he tenido el espacio para que al menos la directora y la jefa de UTP (Unidad Técnica Pedagógica) me escuchen y logren entender que en esta escuela se está haciendo algo interesante en esta área, además este proyecto en algunas ocasiones por redes sociales ha estado bien visibilizado, por ej. Cuando tocamos un tema de The Residents que fue compartida esa publicación por personas de muchos países del mundo, incluso me contacto un cineasta francés de cine arte, muy interesado en que pudiera hacer una música para una película de él, pero la verdad es que se puso muy divo, demasiado temperamental, por lo que preferí no trabajar con él.

Participas en las reuniones técnicas de la escuela?
R:No, son muy aburridas jajajajaj

Conoces otras escuelas que tengan propuestas así? No necesariamente de música. 
R: Conozco un proyecto hermoso, en el que he colaborado tocando contrabajo, trabaja música improvisada con niños del espectro autistas y Asperger (Creando Integración). El  resultado de eso es que los niños dirigen a músicos profesionales. 
Otro proyecto que recuerdo es una orquesta infantil en Bajos de Mena, Puente Alto, dirigida por un amigo muy cercano, donde interpretaban música contemporánea, hubo varios compositores que compusieron especialmente para ellos, un proyecto increíble, único!! Y hace unos pocos años unos amigos impartieron un taller en Los Andes de música contemporánea, tenía una duración muy acotada de alrededor de 3 meses, ya que era externo al colegio, pero era más enfocado a entender cómo funciona ese tipo de música más que a tocar, un proyecto bien bonito ya que dejaron todo registrado en un par de mini documentales. Como se puede ver, son muy pocas las experiencias que hay, yo al menos no conozco más y en otras áreas como el teatro experimental o danza contemporánea o algo así yo al menos no conozco, no sé si hay la verdad.


Pablo Núñez Romero, tiene 8 años, está en 4to básico, es uno de los participantes del taller experimental y nos relata su experiencia.

¿Cómo llegaste a participar en el taller de música, ¿qué te motivo?
R: Porque me gusta la música y en el año 2018 estuve en el taller de coro y al año siguiente el tío Felipe fue a mi sala y nos invitó a participar en el taller experimental y me gustó mucho la propuesta y me interesó conocer otros tipos de música y no lo cotidiano.

¿Qué instrumento tocas en el taller?
R: Instrumentos de tecla (piano o melódica).

¿Hay otro instrumento que te gusta y que te gustaría aprender?
R: Si, la guitarra y flauta.

¿Cómo te sientes cuando haces música?
R: Me siento conectado conmigo mismo, cuando toco me concentro mucho y al escuchar lo que hice me motiva para perfeccionar.

 ¿Te gustaría profundizar tu aprendizaje en algún instrumento?
R: Si, en el piano

¿Cómo es tu relación con los otros participantes del taller?
R: Buena, porque cada uno aporta su esencia para que sonemos genial.

 Hay conflictos en el grupo, cuando se presenta algún problema ¿Cómo lo resuelven?
R: Algunas veces, los compañeros más grandes no se toman enserio los ensayos, pero luego el tío Felipe nos conversa y podemos trabajar bien.

 ¿Te gusta el profesor?
R: Sí, porque nos motiva y enseña bien la música y cuando nos equivocamos nos da ánimo para seguir las prácticas y siempre quiere mostrar lo que hacemos, nos lleva a otros colegios, nos graba y siempre se pone contento, él confía en nosotros.


 ¿Qué cosas diferentes ves de las clases en el taller y las otras clases regulares, como matemáticas o historia?
R: Si te unes a esto, es porque te apasiona la música, el tiempo pasa rápido y no quieres perderlo, solo quieres estar ahí y aprender más, en cambio las otras asignaturas no son tan motivadoras.

 Si pudieras decirle algo a otro niño para motivarlo a participar en el taller ¿Qué le dirías?
R: Me presentaría y diría que soy parte del taller, que es un momento esencial para conocer otros tipos de música, donde tocaras muchas notas y sonaras anormal, algo así como salir de lo cotidiano y eso es genial. Además, es muy motivador porque te lleva a expresar muchas emociones.


 ¿Cómo describirías la música que hacen en el taller?
R: Emocionante, novedosa, un poquito rara, yo digo que es como que eres tú mismo expresado en la música o en notas musicales.

¿Es igual a otros talleres de música? ¿Qué te gusta de esa música?
R: No es igual, es diferente porque estas siempre haciendo lo que quieres, lo que se te ocurrió de acuerdo a lo que sientes en el momento, en cambio los otros talleres dependes de partituras y no te expresas con libertad.


Es interesante observar en los relatos entregados por Felipe  y Pablo el aprendizaje en el área social y emocional que desarrollan los estudiantes, que si bien no es el objetivo central de una clase de música, es innegable la conexión que existe entre las artes y las emocionalidad. Esto se hace aún más relevante si nos contextualizamos al momento actual en que como humanidad atravesamos una pandemia, en donde sin duda la educación emocional, social, valórica nos puso en jaque. Pero no solo porque  nos recuerda que los gobiernos no pueden poner  la economía por sobre el bienestar de sus ciudadanos, sino también por que nos ha mostrado la importancia de educarnos en la solidaridad, el respeto, el amor y que es urgente intervenir el currículum de las escuelas.

La invitación es a reflexionar, la invitación es a mirar desde otros lentes, la invitación es a cambiar...

puedes visitar el  canal de youtube del taller aquí:




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